Había una vez en Senegal, que es un país de África, vivía un niña que se llamaba Awa, que tenía 10 años. Esa niña no iba al colegio porque sus padres decían que se tenía que quedar en casa para ayudar a su madre en los trabajos domésticos. Awa tenía un hermano, que se llamaba Mor, él sí iba a la escuela, porque los padres decían que los chicos tenían que ir al colegio y las chicas no. El hermano de Awa, Mor tenía que recorres 3km para poder ir a la escuela, entre la ida y la vuelta hacía un total de 6km. Awa tenía un deseo, que era poder ir alguna vez al colegio como iba su hermano. Awa cada día se lo preguntaba a sus padres para ver si la dejaban ir al colegio pero siempre la decían que no. Al día siguiente Awa se escapó de casa y se fue al colegio. Cuando llegó al colegio le encantaron todas las asignaturas perola que más, Lengua. Cuándo se acabaron las clases volvio a su casa, pero su hermano la pillo, y decía que se lo iba a decir a sus padres, pero Awa le convencio para que no lo hiciera. Cuando llegaron a casa, su padre le preguntó que dondé había estado, y ella le dijo que estaba jugando con otras niñas, el padre le dijo que vale pero que no lo volviera a hacer. Pero ella siguió haciéndolo, todos lo días, diciendo la misma excusa, hasta que un día el padre la siguió para ver si era lo que decía cada día. Cuando se dio cuenta de que le había mentido, corrió a su casa, y cuando llegó Awa del colegio, el padre le dijo, que porqué había ido al colegio en vez de ayudar a su madre en casa, y ella dijo que se lo pasaba mejor en el colegio aprendiendo, y que tenía el mismo derecho a la educación como su hermano. Al final los padres la dejaron ir al colegio pero con una condición, que no les volviera a mentir nunca más.
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